Steve Clarke lleva a Escocia a Grecia en un contexto de esperanza e inquietud.

Parece que se puede estar a punto de alcanzar la gloria sin que mucha gente se dé cuenta. La oportunidad de Escocia para clasificarse para el Mundial es la mejor desde 1998, año en que participó por última vez. Su situación, además, habría sido bien recibida incluso antes de que comenzara el partido.

Si Dinamarca derrota a Bielorrusia, Escocia debe sumar al menos un punto en el partido del sábado en Grecia . De ser así, una victoria contra Dinamarca en Hampden Park el martes impulsaría a Escocia hacia la clasificación para el Mundial del próximo verano. Desde 1982, la selección masculina de Escocia no ha participado en un Mundial tras haber liderado su grupo de clasificación. El equipo que logró una victoria crucial contra Suecia en septiembre de 1981 podía permitirse no contar con Graeme Souness. En él jugaban Alan Hansen, Kenny Dalglish y Joe Jordan.

El problema es que los sucesos de octubre de 2025 siguen presentes. Escocia no convenció en su victoria por 3-1 contra Grecia y jugó pésimo contra Bielorrusia . Steve Clarke, normalmente un defensor acérrimo de sus jugadores, estalló en ira en el vestuario durante el descanso y al final del segundo partido, antes de negarse a ocultar su frustración ante los medios. El mensaje era claro: Escocia corría grave peligro de dejar escapar esta oportunidad de oro, largamente esperada. Esta semana, Clarke comentó sobre su arrebato de ira en el descanso: «Es algo que, como entrenador, uno puede usar muy ocasionalmente. No es algo que se pueda usar siempre. Simplemente me pareció el momento adecuado». Los profesionales más experimentados se estremecieron.

Clarke afirmó el viernes por la noche en Atenas que creía que Escocia “entró en pánico” contra Bielorrusia al darse cuenta de lo mucho que estaba en juego.

Evgeni Malashevich marcó el gol del empate para Bielorrusia, pero el tanto fue anulado por una falta previa tras la revisión del VAR.
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Evgeni Malashevich marcó el gol del empate para Bielorrusia, pero el tanto fue anulado por una falta previa tras la revisión del VAR. Fotografía: Andy Buchanan/AFP/Getty Images
Tras 72 partidos y seis años al frente del equipo, existe un evidente cansancio del público hacia Clarke. La eliminación de Escocia de la Eurocopa 2024 es un momento del que muchos no se recuperarán. Sin embargo, Clarke tiene la posibilidad real de convertirse en el primer seleccionador escocés en clasificarse para tres torneos. A sus 62 años, no está exento de críticas, pero quienes lo ridiculizan exageran el talento a su disposición e ignoran los años de sequía que precedieron a su llegada.

Clarke no carece de motivación en la que inevitablemente será su última campaña al mando. Los jugadores de la plantilla saben, en privado, que esta es su última oportunidad para dejar huella en un Mundial. Sin embargo, Steven Naismith, su entrenador, se equivocó esta semana al afirmar que jugadores como Andy Robertson y John McGinn «merecen» jugar en el torneo. La contribución de ambos a la selección ha sido enorme, pero estos puestos deben ganarse. La cruda realidad es que muchos jugadores clave de Escocia, incluido Scott McTominay, han mostrado irregularidad últimamente. Su rendimiento y resultados lo reflejan. Escocia es un equipo difícil de evaluar, pero sus evidentes debilidades —en la portería, la defensa central y la delantera— solo podrán compensarse cuando Robertson, McGinn y McTominay rindan al máximo.

Un análisis más profundo revela por qué Escocia debe aprovechar esta oportunidad. La crónica falta de jóvenes talentos dificultará enormemente la labor del sucesor de Clarke. Esta plantilla no será irreconocible para el Mundial de 2030 (McTominay tiene 28 años, Billy Gilmour 24 y Aaron Hickey 23). Sin embargo, un relevo generacional debido al declive de los jugadores, en lugar de su retiro, resulta preocupante. La selección escocesa sub-21, que sufrió una contundente derrota por 6-1 ante Islandia en un amistoso en marzo, no ofrece ninguna esperanza.

Lyndon Dykes celebra el tercer gol que marcó contra Grecia en Hampden Park el mes pasado.
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Lyndon Dykes celebra el tercer gol de su equipo contra Grecia en Hampden Park el mes pasado. Composición: Guardian Design; Action Images/Reuters
Escocia tiene asegurada su plaza en la repesca. Es otro claro indicador del sentir nacional que nadie se muestre especialmente optimista al respecto, independientemente de si los escoceses tienen suerte o no en el sorteo. Si Grecia y Dinamarca no lo consiguen, el panorama previo a marzo será desalentador.

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