La cuenta regresiva para la Copa Mundial de la FIFA 2026 ha comenzado oficialmente, y el gran anuncio está a la vuelta de la esquina: el sorteo está programado para el viernes 5 de diciembre, en el icónico Kennedy Center en Washington, DC. Pero antes de que el mundo se reúna para el trascendental evento, la FIFA ya ha publicado algunos detalles jugosos sobre los partidos que se jugarán en los tres países anfitriones: Estados Unidos, México y Canadá.
México, un país con una rica historia mundialista, se prepara para albergar los partidos en tres de sus ciudades más apasionadas por el fútbol. Según una fuente bien informada, «Canadá, México y Estados Unidos tienen garantizado jugar sus tres partidos de la fase de grupos ante su afición. Guadalajara, Vancouver y Seattle también se han comprometido a albergar los partidos de la selección anfitriona en esa fase». ¡Vaya ventaja de jugar en casa!
México vuelve a recibir al mundo
México vuelve a desplegar su alfombra roja para este gran partido, recreando la vibrante atmósfera de 1970 y 1986. En aquel entonces se forjaron leyendas, y los ecos de aquellos triunfos aún resuenan en los corazones de la afición. Claro que las estrellas de hoy han forjado sus propios caminos, pero los fantasmas de las glorias pasadas, esos momentos inolvidables, persisten en el aire.
Recordemos 1970, cuando Brasil ganó la corona, liderado por el incomparable Pelé. El Rey del Fútbol fue izado en alto, sacado del campo en señal de triunfo, y la multitud mexicana rugió como un maremoto. Jóvenes y mayores presenciaron a un hombre que no solo jugaba, sino que lo redefinió.
La magia de Maradona en 1986
Avanzando rápidamente hasta 1986, el escenario estaba listo para que otro ícono grabara su nombre en la eternidad. La mágica zurda de Diego Armando Maradona condujoa su segundoTítulo aquí mismo, en suelo mexicano. ¿Y quién podría olvidar ese gol? Aclamado a menudo como el mejor de la historia de la Copa Mundial, fue un momento de pura genialidad: una jugada individual que hizo que los defensas se aferraran a sus sombras y los aficionados se estremecieran en sus asientos.