Las autoridades de Argentina recuperaron una pintura del siglo XVIII robada hace más de 80 años por los nazis a un comerciante de arte judío en Ámsterdam, una semana después de que fuera descubierta por casualidad en un listado de bienes raíces.
La pintura, el desaparecido Retrato de una dama (Contessa Colleoni), del maestro italiano Giuseppe Ghislandi, fue expoliada durante la Segunda Guerra Mundial. Fue entregada el miércoles a la justicia argentina por Patricia Kadgien, hija del difunto financiero nazi Friedrich Kadgien, quien se encuentra bajo arresto domiciliario con su esposo desde el martes.
La fiscalía alega que la pareja intentó ocultar la obra de arte robada. Se presentarán a una audiencia el jueves por cargos de encubrimiento y obstrucción a la justicia. The Guardian contactó a sus representantes legales, quienes declinaron hacer comentarios.
El periódico holandés AD rastreó la pintura luego de una investigación que duró años y que dio un giro decisivo la semana pasada cuando uno de sus periodistas encontró la casa de Kadgien en un listado de propiedades en línea en la ciudad costera de Mar del Plata.
Una foto del anuncio mostraba la obra de arte desaparecida —vista por última vez en 1946 y perteneciente al comerciante de arte judío holandés Jacques Goudstikker— colgada sobre un sofá en la sala de estar de la pareja. AD publicó sus hallazgos el 25 de agosto.
Al día siguiente, el fiscal federal Carlos Martínez ordenó un allanamiento a la propiedad, pero el cuadro ya no estaba allí. La policía decomisó dos armas de fuego sin licencia y dos teléfonos móviles.
Cuatro registros adicionales realizados el lunes descubrieron otras dos pinturas que, según los expertos, podrían datar del siglo XIX, junto con varios dibujos y grabados. El poder judicial está analizando las obras para determinar si también fueron expoliadas durante la Segunda Guerra Mundial.
Un tribunal federal de Mar del Plata ordenó el martes a Kadgien y a su marido prisión domiciliaria por 72 horas.
Después de la caída del Tercer Reich al final de la Segunda Guerra Mundial, varios funcionarios nazis de alto rango huyeron a Sudamérica.
Friedrich Kadgien se encontraba entre ellos. Huyó de los Países Bajos en 1946, primero a Suiza, luego a Brasil y finalmente a Argentina, donde tuvo dos hijas. Se cree que el cuadro lo acompañó y permaneció en posesión de su familia tras su fallecimiento en Buenos Aires en 1978.
El retrato se encontraba entre las más de 1.000 obras de arte robadas por los nazis a Goudstikker, quien falleció en 1940 tras caer en la bodega del barco que lo transportaba a un lugar seguro.