Irán parece estar intensificando la reconstrucción de su programa de misiles balísticos, a pesar de la reimposición el mes pasado de las sanciones de las Naciones Unidas que prohíben la venta de armas al país y la actividad relacionada con misiles balísticos.
Fuentes de inteligencia europeas afirman que varios envíos de perclorato de sodio, el principal precursor en la producción del propulsor sólido que impulsa los misiles convencionales de medio alcance de Irán, han llegado desde China al puerto iraní de Bandar Abbas desde que se activó el llamado mecanismo de «reacción rápida» a finales de septiembre.
Según esas fuentes, los cargamentos, que comenzaron a llegar el 29 de septiembre, contienen 2.000 toneladas de perclorato de sodio compradas por Irán a proveedores chinos tras el conflicto de doce días con Israel en junio . Se cree que estas compras forman parte de un esfuerzo decidido por reabastecer las reservas de misiles de la República Islámica, que se encontraban mermadas. Varios de los buques de carga y entidades chinas involucradas están sujetos a sanciones por parte de Estados Unidos.
Estas entregas se producen después de que se restablecieran las sanciones de la ONU, vigentes desde hace más de una década, mediante el mecanismo de reversión automática, una disposición prevista para los incumplimientos iraníes del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) de 2015 para supervisar su programa nuclear.
En virtud de las sanciones reimplantadas a Teherán el mes pasado, Irán no podrá emprender ninguna actividad relacionada con misiles balísticos capaces de transportar armas nucleares. Los Estados miembros de la ONU también deben impedir el suministro a Irán de materiales que pudieran contribuir al desarrollo por parte del país de un sistema de lanzamiento de armas nucleares, que, según los expertos, podría incluir misiles balísticos.
Los Estados también están obligados a impedir que se preste asistencia a Irán en la fabricación de armas. China, junto con Rusia, se opuso a la reimposición de las sanciones, alegando que socava los esfuerzos para una solución diplomática al problema nuclear iraní.
Aunque la sustancia enviada —perclorato de sodio— no figura específicamente en los documentos de la ONU sobre materiales prohibidos para la exportación a Irán, es un precursor directo del perclorato de amonio, un oxidante prohibido que se utiliza en misiles balísticos. Sin embargo, los expertos señalan que el hecho de que las sanciones no prohíban explícitamente esta sustancia química podría permitir a China argumentar que no infringe ninguna prohibición de la ONU.