La dosis letal: La obsesión por el jarabe para la tos en la India

A principios de septiembre, una serie de muertes infantiles inexplicables en un pequeño pueblo de Madhya Pradesh puso en marcha a los trabajadores sanitarios locales.

Al menos 19 víctimas, de entre uno y seis años, murieron pocas semanas después de tomar un jarabe común para la tos. Las autoridades analizaron todo, desde el agua potable hasta los mosquitos, antes de descubrir la verdad: sus riñones habían fallado.

Semanas después, un laboratorio estatal en la ciudad sureña de Chennai confirmó lo peor. El jarabe en cuestión contenía 48,6 % de dietilenglicol, un disolvente industrial tóxico que nunca debería encontrarse en medicamentos. La insuficiencia renal es común tras el consumo de este alcohol tóxico.

El horror no se limitó a Madhya Pradesh. En el vecino estado de Rajastán, la muerte de dos niños pequeños, presuntamente tras consumir un jarabe de dextrometorfano de fabricación local (un supresor de la tos peligroso para niños muy pequeños), provocó indignación y una investigación gubernamental.

Para la India, esto provocó una triste sensación de déjà vu.

A lo largo de los años, el dietilenglicol presente en jarabes para la tos fabricados en la India ha cobrado decenas de vidas jóvenes. En 2023, jarabes indios contaminados con dietilenglicol se relacionaron con la muerte de 70 niños en Gambia y 18 en Uzbekistán .

Entre diciembre de 2019 y enero de 2020, al menos 12 niños menores de cinco años murieron en Jammu, en la Cachemira administrada por la India, presuntamente por el consumo de jarabe para la tos. Activistas sugieren que el número de víctimas podría haber sido mayor. Anteriormente, también se ha abusado de jarabes para la tos que contienen codeína , un opioide suave que puede producir euforia en dosis altas y causar dependencia, y no se recomienda para niños pequeños.

Cada vez que los reguladores prometen reformas, reaparecen jarabes contaminados, lo que refleja un mercado de medicamentos fragmentado y, según alegan los críticos, un sistema regulatorio débil que lucha por supervisar cientos de jarabes de bajo costo, a menudo no aprobados, producidos por fabricantes más pequeños y vendidos sin receta.

Días después de las últimas muertes infantiles, el Ministerio de Salud de la India instó a un uso «racional» de esos medicamentos (advirtiendo efectivamente a los médicos que tuvieran más cuidado al recetarlos a niños pequeños), confiscó muestras del jarabe, suspendió y prohibió las ventas y ordenó una investigación.

Pero el problema, según los críticos, va más allá de la prescripción excesiva. Cada nueva tragedia expone la corrupción del sistema de supervisión de medicamentos de la India: un laberinto de deficiente aplicación y regulación. Se prevé que el mercado indio de jarabe para la tos se dispare de 262,5 millones de dólares en 2024 a 743 millones de dólares en 2035, con un crecimiento anual compuesto del 9,9% , según Market Research Future.

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