En la última película de la subversiva cineasta escocesa Lynne Ramsay, Die My Love , Grace y Jackson son una joven pareja, aparentemente enamorada, que se muda de Nueva York al Medio Oeste para hacerse cargo de una enorme casa de campo que necesita reformas. Al principio, bailan, tienen sexo, hablan de la escritura que hará Grace (una explosiva Jennifer Lawrence) y de la música que compondrá Jackson (Robert Pattinson). Y luego, en un abrupto corte seis meses adelante, vemos que en su lugar han tenido un niño.
Una pareja que se muda a una casa aislada en el campo, solo para que las cosas se desmoronen de maneras extrañas y aterradoras, suena como la premisa de una película de terror. Pero Die My Love es solo una película de terror en teoría: en realidad es un drama doméstico sobre una joven madre que está teniendo lentamente una crisis nerviosa, ayudada e instigada por un marido despistado y mujeriego, una fuerte disminución del sexo y un bloqueo de escritor aplastante que la ha dejado con la mirada perdida y hundida en sí misma
Pero esta no es una historia solemne de una mujer con los nervios a flor de piel; es vívida, dinámica, sexy y divertida a veces. Grace mueve su trasero en la cara de su novio mientras pelean; él le compra el perro más molesto del mundo. «Con las películas sobre salud mental, la gente espera que tengan un tono serio», dice Lynne Ramsay a la BBC. «Creo que hay otras cosas en esta película. Te preguntas si Grace es más libre que cualquier otro personaje al final. Jennifer es una comediante nata, ya sabes. Así que le aportó una ligereza que me encantó; el personaje de Grace es realmente feroz y sin complejos.»
Una heroína extraordinaria
Recorriendo la casa a toda velocidad, sumida en un estado de aburrimiento y miseria casi maníacos, con una mano dentro de sus pantalones cortos la mayor parte del tiempo, Lawrence es un torbellino de energía animal, descuidada y ajena a las convenciones sociales y las expectativas femeninas. Es una interpretación notable y natural de la actriz ganadora del Óscar. Basada en la breve y desgarradora novela homónima de Ariana Harwicz, publicada en 2012, la película de Ramsay se desvía del material original en varios aspectos importantes, pero su tesis sobre un tipo de crisis nerviosa específicamente femenina —que parece gestarse en el crisol de las expectativas sociales, la indiferencia masculina y las relaciones heterosexuales tóxicas— permanece intacta.
Miranda Christophers, terapeuta psicosexual y de relaciones, le dice a la BBC: «Es importante que haya apoyo de salud mental para las mujeres después de tener hijos, especialmente. En momentos específicos de la vida de una mujer, hay una necesidad de más apoyo de una manera que puede diferir de la de los hombres: alrededor del embarazo, después del parto o alrededor de la menopausia. Hay una necesidad de un apoyo más personalizado». Desafortunadamente, este no es el apoyo que recibe Grace.
Grace lucha con sus días sin forma en el campo mientras Jackson está fuera por trabajo; se vuelve agresiva e impredecible, se masturba constantemente, mantiene a su bebé despierto a horas extrañas, vive en la miseria y con una rabia insistente y palpitante. Finalmente, pasa a peleas violentas con Jackson y a autolesionarse