En medio de un entrenamiento intenso, me imagino una situación de supervivencia. Finjo que no he bebido agua en varios días en el desierto. Estoy sedienta. Necesito agotar mis últimas fuerzas para llegar al oasis. (Bueno, es una fantasía del ego, además de una de supervivencia). Siento el calor implacable del desierto, pero me niego a bajar el ritmo. Empujo y empujo, y entonces… ¡vaya!, ese chorro de agua fresca y limpia que baja por mi garganta al final es como un elixir mágico.
Diana Nyad , nadadora de largas distancias y conferenciante motivacional .
Prueba a poner un poco de orden
Cuando me siento agobiada por correos sin responder o tareas administrativas tediosas, recurro a ordenar un espacio pequeño. Puede ser mi bolso o un rincón de un cajón: solo un lugar manejable. Incluso este pequeño acto de ordenar me despeja la mente, me llena de energía y me motiva a seguir adelante. Como ordenar implica movimiento físico, a menudo aprovecho ese impulso para abordar las tareas que he estado posponiendo.
Marie Kondo , consultora de organización y autora.
Vencer la banda sonora
A la hora de limpiar mi casa, me ayuda mucho terminar una tarea antes de que termine una canción o lista de reproducción. Me gusta ver qué puedo lograr con The Saturdays’ Greatest Hits Megamix , que dura unos siete minutos. Es increíble lo que se puede lograr en poco tiempo cuando se pone manos a la obra.
Solo me permito ver mis programas de televisión favoritos mientras hago ejercicio. Eso significa que termino cada entrenamiento con ganas de más y con ganas de entrenar en la elíptica. Así es como he visto series como Bridgerton, Emily en París, Yo nunca, La vida sexual de las universitarias, Ted Lasso y muchas más.
Katy Milkman , autora de Cómo cambiar: La ciencia de llegar a donde quieres estar.
Usa tu imaginación
Cuando necesito esforzarme al máximo en un entrenamiento, tengo varias motivaciones rotativas. Una vez leí que el ejercicio es como una inyección de salud para el cuerpo, así que me lo imagino. Otras veces es más personal: me muevo por mi padre, que está demasiado enfermo para moverse solo, o me recuerdo a mí misma que después de dar a luz a dos hijos, esto es pan comido. También escucho a mi antiguo entrenador, Rob Shaul, gritando mentalmente «¡Aguanta!», lo cual nunca falla.