TORONTO — George Springer ni siquiera puede recordar qué hora era en la madrugada del martes cuando entró a su condominio en Toronto, con su teléfono celular todavía vibrando, tratando de no despertar a su joven familia, cuando su hijo de 4 años, George IV, saltó y lo saludó en la puerta.
«En realidad, intentaba guardar silencio, mi hijo seguía despierto, y corrió hacia mí y me dio un fuerte abrazo», dijo Springer. «Fue un momento increíble. Es uno de los momentos más geniales del día».
“Sinceramente, me gustaría tener palabras para describirlo”.
Bueno, hay alrededor de 42 millones de canadienses que también desearían poder abrazar a Springer, después de que él brindara el momento más mágico de los Toronto Blue Jays en 32 años con su jonrón en el Juego 7 de la ALCS que catapultó a los Blue Jays a la Serie Mundial por primera vez desde 1993.
«Todavía no lo he asimilado», dijo Springer, «realmente no. Estoy seguro de que algún día podré mirar atrás y reflexionar sobre ello, pero no ahora.
«No estoy seguro de cuánto tiempo tomará.»
El resto de Canadá puede decir lo mismo: Springer nunca más tendrá que comprar otra comida, y mucho menos una cerveza Molson, en esta hermosa ciudad.
«No le podría haber pasado a una mejor persona», dijo el jardinero de los Blue Jays, Daulton Varsho. «Ha sido nuestro capitán, nuestro líder. Es como el hermano mayor de todos.
“Y ahora nos tiene en la Serie Mundial”.
El escándalo de las trampas es cosa del pasado
Springer mantuvo al público a su alrededor durante 45 minutos hablando sobre su jonrón ganador, su vida como una celebridad recién coronada en Toronto, el amor que los canadienses tienen por los Blue Jays, cómo pronunciar correctamente Toronto y su respeto y admiración por los poderosos Dodgers de Los Ángeles, a quienes se enfrentarán el viernes en el Juego 1 en el Rogers Centre.