Las llamadas llegan a raudales al diabetólogo Rahul Baxi, con sede en Mumbai, pero no solo de pacientes que luchan por controlar el azúcar en sangre.
Cada vez son más los jóvenes profesionales quienes preguntan lo mismo: «Doctor, ¿puede recetarme medicamentos para bajar de peso?».
Hace poco, un joven de 23 años vino preocupado por los 10 kg que había subido tras empezar un trabajo exigente en una gran empresa. «Uno de mis amigos del gimnasio se está inyectando para adelgazar», dijo.
El Dr. Baxi dice que se negó, preguntándole qué haría él después de perder 10 kg con el medicamento.
«Si paras, recuperarás el peso perdido. Si sigues así, sin ejercicio empezarás a perder músculo. Estos medicamentos no sustituyen una dieta adecuada ni un cambio en el estilo de vida», le dijo.
Este tipo de conversaciones son cada vez más comunes a medida que la demanda de medicamentos para bajar de peso se dispara en la India urbana, un país con el segundo mayor número de adultos con sobrepeso del mundo y más de 77 millones de personas con diabetes tipo 2.
Desarrollados originalmente para tratar la diabetes, estos fármacos ahora se consideran revolucionarios para la pérdida de peso, ofreciendo resultados que pocos tratamientos anteriores podían igualar. Sin embargo, su creciente popularidad también ha suscitado preguntas difíciles: sobre la necesidad de supervisión médica, los riesgos de un uso indebido y la difusa línea entre tratamiento y mejora del estilo de vida.
«Estos son los fármacos para perder peso más potentes que hemos visto jamás. Muchos fármacos similares han aparecido y desaparecido, pero ninguno se compara con estos», afirma Anoop Misra, director del Centro de Excelencia Fortis-C-DOC para la Diabetes, las Enfermedades Metabólicas y la Endocrinología de Delhi.
Dos nuevos fármacos dominan el mercado indio de productos para la pérdida de peso, que crece a pasos agigantados. Uno es la semaglutida, comercializada por la farmacéutica danesa Novo Nordisk como Rybelsus (oral) y Wegovy (inyectable), mientras que Ozempic (inyectable) ha sido aprobado para la diabetes en India, pero aún no está disponible para la obesidad. El otro es la tirzepatida, comercializada por la farmacéutica estadounidense Eli Lilly como Mounjaro, principalmente para la diabetes, pero cada vez más utilizada para la pérdida de peso en India.
Ambos pertenecen a una clase de fármacos conocidos como GLP-1, que imitan una hormona natural que regula el hambre. Al ralentizar la digestión y actuar sobre los centros del apetito en el cerebro, producen una mayor sensación de saciedad, que se mantiene durante más tiempo. Se administran una vez por semana, generalmente mediante autoinyección en el brazo, el muslo o el abdomen. Reducen los antojos y, en el caso de Mounjaro, también aceleran el metabolismo y mejoran el equilibrio energético.
El tratamiento comienza con una dosis baja que se va aumentando gradualmente hasta alcanzar un nivel de mantenimiento, y la pérdida de peso suele comenzar en cuestión de semanas.
Los médicos advierten que la mayoría de los usuarios pueden recuperar el peso perdido al cabo de un año de dejar de consumir este producto, ya que el cuerpo se resiste a la pérdida de peso y vuelven los antojos. El uso prolongado sin ejercicio ni entrenamiento de fuerza también puede provocar pérdida de masa muscular junto con la grasa.
