Construido para perdurar: El funcionamiento interno de la economía de guerra rusa

A medida que la invasión rusa a gran escala de Ucrania se acerca a su cuarto año, Rusia ha entrado en una nueva fase de movilización permanente. Lo que comenzó como una campaña militar se ha transformado en un sistema de gobierno que fusiona el poder fiscal, financiero e industrial bajo la lógica de la guerra. El Kremlin ya no libra un conflicto temporal; gestiona una economía diseñada para la resiliencia, la disciplina y el control.

Rusia ya no solo financia una guerra; se organiza en torno a ella. Desde 2022, el gasto de emergencia se ha convertido en una práctica permanente. Tres elementos la sustentan: un presupuesto con altas partidas para defensa y seguridad interna; un circuito de financiación que vincula a los bancos con el Estado mediante bonos OFZ (bonos de deuda federal, la principal emisión de valores del gobierno ruso); y una cadena de suministro industrial que prioriza los pedidos militares y desvía capital y talento de los sectores civiles.

El patrón se repite cada año: planes conservadores, ajustes a mitad de año y gastos excesivos en diciembre. Las cifras principales cambian, pero la estructura permanece inalterable. Este sistema está diseñado para resistir la presión y distribuir rentas, no para aumentar la productividad ni los ingresos.

Tres circuitos interconectados sustentan este sistema. El primero es el circuito presupuestario. El presupuesto fija una asignación persistentemente alta para defensa y seguridad interna (alrededor del 40% del gasto federal combinado), al tiempo que aumenta la proporción de gasto secreto hasta aproximadamente el 30% del presupuesto. En segundo lugar, el circuito financiero. Canaliza los depósitos de hogares y empresas hacia Zonas Económicas Especiales (ZEE) con rendimientos de dos dígitos, convirtiendo los balances bancarios en reservas fiscales y aplazando los costos de los intereses durante años. Y en tercer lugar, el circuito industrial. Vincula regiones enteras a pedidos militares, redes de subcontratistas y programas para veteranos, generando empleo y liquidez a cambio de la conformidad con los intereses del Kremlin.

En conjunto, estos mecanismos no solo sostienen el gasto bélico, sino que también transforman la estructura fiscal, el control político y la alineación externa . Cada uno estabiliza el flujo de efectivo a corto plazo, pero a la vez erosiona la capacidad civil con el tiempo.

Presión directa de EE. UU. sobre el núcleo petrolero
El anuncio de nuevas sanciones estadounidenses contra Rosneft y Lukoil a finales de octubre de 2025 supone una escalada estructural en la campaña de presión económica de Washington. Estas designaciones, junto con las amenazas de sanciones secundarias contra el transporte marítimo, los seguros marítimos y la banca corresponsal, afectan directamente a los principales motores de liquidez de Rusia. Refuerzan la exclusión existente de la compensación en dólares y extienden los riesgos de incumplimiento a los sistemas de pago basados ​​en yuanes, dírhams y rupias, al tiempo que aumentan los costes de transacción en la logística de la flota paralela. Las reacciones inmediatas del mercado incluyeron un repunte a corto plazo del Brent de aproximadamente un cinco por ciento y la expectativa de que el descuento del crudo Urals se amplíe hasta situarse entre 15 y 20 dólares por debajo del Brent a plazo, a medida que los compradores asiáticos reevalúan su exposición.

Deja un comentario