El nuevo hogar del Everton en el estadio Hill Dickinson había sido un feliz terreno de caza, pero parece que la frescura puede haberse desvanecido un poco y los fanáticos acudieron en masa a las salidas después del tercer gol de Pape Matar Sarr para los Spurs.
La ruptura de la racha invicta del Everton como local no será una gran preocupación para David Moyes, pero la situación de su delantero sí lo será.
Beto y Thierno Barry, los dos delanteros centros reconocidos de los Toffees, habían marcado solo un gol de liga entre los dos antes del partido del domingo.
Y no pudieron aumentar esa miserable cuenta en una tarde húmeda y lúgubre en Merseyside.
La buena forma de Beto quedó demostrada cuando optó por desperdiciar con una chilena una oportunidad de oro desde corta distancia, a pesar de tener espacio y tiempo para reajustarse para un intento más convencional que hubiera desafiado a Vicario.
Barry tampoco logró tener impacto después de reemplazar a Beto en el minuto 65.
No fue por falta de oportunidades. La mayoría de los ataques del Everton llegaron gracias a Jack Grealish e Iliman Ndiaye, quienes incansablemente lanzaban balones peligrosos al área del Tottenham.