La ausencia de un nueve establecido está causando algunos problemas al Leicester, ya que Martí Cifuentes lucha por encontrar el once inicial para cada partido y nuestro producto final parece ineficaz.
Sus sustituciones han sido excelentes hasta la fecha (uno de sus puntos fuertes desde que se unió al club), pero desafortunadamente esto es lo que nos costó la derrota contra Wrexham el martes.
James Jordan y Harry Winks estuvieron sólidos en el medio del campo; una dupla complementaria que vio al primero producir un gol hermoso y bien trabajado en la primera mitad.
Las sustituciones hicieron que Jordan ascendiera a la posición número 10, lo que no funcionó contra West Bromwich Albion el viernes y se quedó corto nuevamente cuatro días después (con Oliver Skipp incorporado para hacer pareja con Winks).
El plan de juego de la mayoría de los rivales es claro: jugar atrás, aislar a los extremos e intentar contraatacar. El Wrexham no fue la excepción, y sus sustituciones, incluyendo la de Matty James, un veterano del Leicester, sin duda les ayudaron a presionar en los últimos minutos para forzar el empate.
El regreso de Aaron Ramsey tras su suspensión este fin de semana podría permitirnos crear más oportunidades, pero necesitamos ver más velocidad y urgencia en nuestro juego.
La distribución lenta por parte del portero, sumada a una cantidad desproporcionada de posesión entre los cuatro defensores, resulta exasperante para los aficionados, que parecen percibir la urgencia más que los jugadores.
Estamos jugando un buen fútbol en algunos momentos, con la posesión del balón, pero no hay puntos por ello en este partido. «¡Gerrit, adelante!»