La violencia obliga al abandono de un partido de la Copa Sudamericana

Un partido de la Copa Sudamericana en Buenos Aires fue abandonado tras violentos enfrentamientos entre hinchas, en los que algunos fueron desnudados y golpeados y uno estuvo en estado de riesgo vital tras caer desde lo alto de una tribuna.

La Universidad de Chile informó que 19 de sus hinchas se encuentran hospitalizados tras el partido de vuelta de los octavos de final disputado el miércoles ante el club argentino Independiente.

El club añadió que 97 chilenos han sido detenidos, aunque medios locales han informado que la cifra es superior a 300.

Dos aficionados fueron apuñalados mientras uno era operado tras su caída desde una altura en el Estadio Libertadores de América, en la zona de Avellaneda de la capital argentina.

La violencia estalló en el entretiempo cuando objetos como una granada aturdidora, pedazos de mampostería, inodoros, lavabos y asientos fueron arrojados desde la sección visitante a la tribuna inferior donde estaban los hinchas locales.

A principios del segundo tiempo, los aficionados locales parecieron ingresar al sector visitante, atacando a los seguidores visitantes y obligándolos a huir.

“Nada justifica un linchamiento. Nada”, dijo el presidente chileno Gabriel Boric en las redes sociales., externo

Lo ocurrido en Avellaneda entre las hinchadas de Independiente y Universidad de Chile es erróneo en muchos sentidos, desde la violencia entre los hinchas hasta la evidente irresponsabilidad de la organización. La justicia debe determinar quiénes son los responsables.

José Antonio Viera-Gallo, embajador de Chile en Argentina, declaró a la radio chilena Cooperativa: «Hay heridos en ambos bandos, algunos con arma blanca. Hay al menos un chileno gravemente herido, hospitalizado, de unos 30 años».

El director de la Universidad de Chile, Daniel Schapira, dijo a la radio chilena ADN: “Siempre estamos viviendo lo mismo, es desesperante. Es un problema social, cultural; esto es mucho más que fútbol. Nos dieron 3.500 entradas y miren lo que está pasando”.

Terrible, esto es increíble. También es un problema organizativo: no pueden poner a la afición de la U por encima de la de Independiente. Aquí todos tienen problemas; esto se ha vuelto un circo.

El presidente de Independiente, Néstor Grindetti, dijo a TyC Sports que las medidas de seguridad tomadas “eran lógicas” y que la cantidad de entradas entregadas al equipo visitante fue acordada con la Conmebol, el ente rector del fútbol sudamericano.

Grindetti agregó: “Fue un comportamiento reprensible por parte de la hinchada de la U. Destrozaron nuestros baños, se llevaron objetos y los lanzaron a las gradas. Una violencia que nunca había visto antes”.

La afición de Independiente no se merecía algo así. Está claro que el problema empezó y continuó con una sola afición. El comportamiento de nuestra afición siempre ha sido ejemplar.

El rector de la Universidad, Michael Clark, respondió: «Escuché las palabras de Independiente y me sorprenden y me entristecen. Este no es el momento de buscar responsables. Lo que ocurrió hoy es una tragedia».

El partido fue inicialmente suspendido y los jugadores abandonaron el campo en el segundo tiempo con el marcador 1-1 y el equipo chileno ganando 2-1 en el global.

La Conmebol indicó que el partido fue cancelado debido a “la falta de garantías de seguridad por parte del club local y de las autoridades de seguridad locales”.

Agregó que el caso será remitido a sus órganos judiciales y que la información sobre los hechos será enviada a su comisión disciplinaria.

El presidente chileno Boric añadió: «Ahora nuestra prioridad como gobierno es conocer la condición de nuestros compatriotas agredidos, asegurar su atención médica inmediata y garantizar que se respeten los derechos de quienes se encuentran detenidos».

El volante de Independiente Chile, Felipe Loyola, dijo en las redes sociales:, externo”Este nivel de violencia no se puede tolerar. Me siento devastada.

Es una pena enorme. Todavía no puedo creer lo que vi hoy. Esto no es fútbol; el deporte no es violencia.