En un momento que quedará grabado para siempre en su corazón, Rodrigo De Paul vistió la icónica camiseta azul y blanca.Por 80.ª vez, consolidó su posición como el decimotercer jugador con más partidos internacionales en la historia del país. El centrocampista no pudo ocultar su emoción tras el partido, radiante de orgullo al recordar una trayectoria que pocos podrían haber predicho. “Nunca pensé que llegaría a tantos partidos, títulos y momentos tan bonitos”, compartió De Paul con la voz llena de gratitud.
Sin embargo, el hito llegó en una noche agridulce en Quito, cuando Argentina sufrió una polémica derrota por 1-0 ante Ecuador. En medio del caos provocado por la expulsión de su compañero, De Paul se convirtió en capitán, personificando la resiliencia y la determinación que han definido su carrera internacional. Esta actuación histórica no es solo un número, sino un testimonio de su inquebrantable compromiso con la Albiceleste.
Con los años, De Paul se ha convertido en algo más que un jugador; es el alma de esta selección argentina. Leal compañero del legendario Lionel Messi, ha volcado toda su pasión en la cancha, partido tras partido. Entre los gigantes del fútbol argentino, no puede evitar admirar su lugar en la historia. “Con tantos grandes jugadores que han pasado por mi lado, ser un número como ese me hace muy feliz”, admitió, con una sonrisa que se abría paso entre el cansancio de la lucha.
Las estadísticas pintan un panorama de prestigio: De Paul ha eclipsado los 78 partidos del gran Gabriel Batistuta, y por delante de él se encuentran íconos como Ariel Ortega (88 partidos) y el intocable Messi (194). Ser mencionado en tan elitista grupo no es poca cosa; es una rotunda confirmación de la huella imborrable de De Paul en el fútbol argentino.
Mirando más allá del partido
A pesar de la polémica generada en torno al partido contra Ecuador —con debates sobre un penalti controvertido y una tarjeta roja—, De Paul se negó a dejarse arrastrar por el fango. En cambio, miró hacia el horizonte, siempre optimista. “Nos estamos preparando para lo que viene”, declaró, centrándose en los desafíos que se avecinan, incluyendo un tentador encuentro por el Finalísimo contra España.
Mientras Argentina se reagrupa, las palabras de De Paul cargan con el peso de un guerrero que se prepara para la próxima batalla. “Los próximos meses son un poco difíciles, con miedos y dudas, pero intentaremos llegar en gran forma”, dijo, transmitiendo el espíritu incansable del equipo. Puede que lleguen pruebas, pero con De Paul en la sala de máquinas, la llama de la Albiceleste arde con más fuerza que nunca.