El Servicio Geológico y Minero Argentino (SEGEMAR) informó que el volcán inició una nueva erupción el 25 de octubre.
Alrededor de las 06:50 AM hora local, densas emisiones de cenizas se han elevado unos 600 metros sobre el cráter en dirección norte-noroeste.
Los instrumentos sísmicos detectaron una elevada actividad sísmica asociada con la fracturación de rocas en profundidad. El sismo volcano-tectónico más fuerte con magnitud M 2.0 hasta el momento se ha localizado a 9,7 km de profundidad y unos 19,5 km por debajo del flanco norte-noreste del edificio. Además, también se ha monitoreado un aumento del tremor volcánico, lo que refleja la continua vibración del suelo.
El observatorio de volcanes continúa: El análisis de los datos satelitales reveló la presencia de columnas de dióxido de azufre (SO₂) en la atmósfera cerca del edificio volcánico, con ocho (8) anomalías detectadas. El procesamiento de imágenes satelitales para la detección de anomalías térmicas mediante la plataforma MIROVA identificó 17 anomalías térmicas de baja magnitud durante el período de estudio. De estas, una fue detectada por MODIS, seis por VIIRS750 y diez por VIIRS350, con potencias radiativas máximas (PMR) de 1 MW, 2 MW y 2,8 MW, respectivamente. El monitoreo geodético realizado durante este período no mostró variaciones significativas relacionadas con la actividad volcánica. El análisis morfológico, basado en imágenes satelitales PlanetScope y Sentinel-2 L2A, indicó una desgasificación activa del cráter suroccidental (Cráter 3) y una reducción del tamaño del lago del cráter. Además, los pulsos de emisiones de ceniza produjeron un depósito asociado con la caída de ceniza, que cubrió un área estimada de 57 km² y se dispersó hacia el sureste. La mayor concentración de piroclastos se observó a menos de 5 km del cráter. El área afectada se define como la zona dentro de un radio de 2 km desde el centro de los cráteres activos.