Señor Trump, proteja su legado

Una vez más, la extrema derecha israelí desafía abiertamente la búsqueda de la paz por parte de Washington. En esta ocasión, ataca el núcleo mismo de la visión del presidente Donald Trump para Oriente Medio. Mientras el presidente Trump declara que su plan para detener la guerra de Gaza “podría traer la paz eterna a Oriente Medio”, la Knéset siembra una bomba de tiempo en el corazón de la región al aprobar la lectura preliminar de un proyecto de ley para aplicar la soberanía israelí a partes de Cisjordania.

Impulsada por la extrema derecha israelí, la aprobación llega en un momento de extrema sensibilidad. Mientras el vicepresidente estadounidense JD Vance visitaba Tel Aviv para consolidar el fin de la guerra de Gaza, la extrema derecha israelí envió un mensaje claro a Washington: no tiene ningún interés en impulsar el plan de Trump para resolver un conflicto que dura ya más de siete décadas.

Esta escalada iniciada por la extrema derecha israelí plantea un desafío interno para la administración estadounidense: ¿Cómo responderán Trump y su equipo de seguridad nacional a una medida que socava el rumbo que el propio presidente prometió? El 25 de septiembre, Trump declaró a la prensa en el Despacho Oval que no permitiría la anexión de Cisjordania: «No permitiré que Israel se anexione Cisjordania, no lo permitiré, esto no sucederá».

La decisión de la Knéset envía un segundo mensaje a la región, poniendo en duda la eficacia del plan. Sugiere que el acuerdo del gobierno israelí de derecha para poner fin a la guerra en Gaza no fue un compromiso genuino con una vía política, sino más bien una maniobra para eludir la presión pública y las demandas de las familias de los rehenes, desesperadas por su liberación.

El tercer mensaje va dirigido a los que rechazan la solución: la extrema derecha israelí les ofrece una excusa más para oponerse a cualquier proceso de asentamiento. A medida que Tel Aviv impulsa medidas que legitiman la apropiación de más territorio de Cisjordania, resulta difícil argumentar que la fase final de Gaza abre un camino para poner fin al conflicto.

Si la extrema derecha logra aprobar el proyecto de ley, los cimientos mismos del “plan de paz de Trump” se tambalearán. Los socios regionales se enfrentarían a un verdadero dilema: ¿Cómo respaldar la narrativa de negociación de dos Estados mientras el potencial Estado palestino se desmantela sobre el terreno? Esto convierte la solución en una mera ilusión sin fundamentos realistas.

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