‘Ángeles con caras sucias’ revela la influencia del críquet en los orígenes del fútbol argentino

“Ángeles con Caras Sucias” de Jonathan Wilson profundiza en el intrincado vínculo de Argentina con el fútbol, ​​revelando su evolución desde sus orígenes en el críquet. La narrativa explora cómo este deporte se convirtió en una pasión nacional, reflejando la identidad del país.
Ángeles argentinos con caras sucias
El libro revela cómo la rica historia del fútbol argentino tiene sus orígenes en el cricket | cortesía – Ángeles con Caras Sucias/AP

El libro de Jonathan Wilson, “Ángeles con Caras Sucias: La Historia del Fútbol Argentino”, es más que un libro sobre fútbol; es una crónica profunda y perspicaz de la compleja relación de Argentina con el deporte más apasionante que ha intrigado a los argentinos desde tiempos inmemoriales. Combinando historia, política y cultura, Jonathan Wilson crea una narrativa cautivadora que rastrea cómo el fútbol se convirtió en la obsesión nacional de Argentina y en un poderoso reflejo de la identidad del país.

Pero el libro presenta otra historia fascinante sobre cómo el fútbol se forjó en Argentina. Mucho antes de que Lionel Messi cautivara al mundo y Diego Maradona bailara entre los defensores, la pasión de Argentina por el fútbol comenzó en una cancha de críquet. Sí, leyeron bien. Si bien hoy Argentina es una de las naciones futbolísticas más célebres, con tres títulos de la Copa Mundial de la FIFA (1978, 1986 y 2022) y un legado de leyendas como Alfredo Di Stéfano, Gabriel Batistuta y Juan Román Riquelme, los orígenes de este deporte en el país se remontan a los colonos británicos y su temprana pasión por el críquet.

La historia comienza el 8 de diciembre de 1864, cuando se fundó el primer estadio del Buenos Aires Cricket Club. Fue en este mismo estadio, el 20 de junio de 1867, donde se disputó el primer partido de fútbol organizado en Argentina, curiosamente bajo las reglas de la English Football Association y con cobertura del diario en inglés The Standard. Los expatriados británicos Thomas Hogg y su amigo William Heald organizaron el partido entre dos equipos, uno de gorras rojas (Los Colorados) y otro de gorras blancas (Los Blancos), marcando así el nacimiento del fútbol en el país también conocido como la Tierra de la Plata.

Inicialmente, el fútbol era solo uno de los varios deportes introducidos por los británicos, junto con el críquet, el polo y el rugby. El críquet gozó de una temprana popularidad entre las élites británicas, pero su simplicidad y accesibilidad contribuyeron a su rápida difusión. Requería un equipo mínimo, era fácil de aprender y se podía jugar en cualquier lugar. Pronto, las escuelas británicas en Argentina comenzaron a adoptar el fútbol para promover la disciplina y el trabajo en equipo, siguiendo los ideales del “cristianismo musculoso” popular en la educación victoriana.

Una figura clave en la expansión del fútbol en Argentina fue Alexander Watson Hutton, un escocés que llegó a Buenos Aires en 1882. En el mismo año, Alexander Watson Hutton aceptó un puesto en el St Andrew’s Scots School en Buenos Aires, Argentina.
Alexander Watson Hutton enseñaba y jugaba al fútbol; sin embargo, el rugby era el deporte más popular en Argentina. Renunció tras un intento fallido de convertir la escuela para que se jugara al fútbol.

Frustrado por la falta de apoyo al fútbol en el Colegio Escocés de San Andrés, fundó el English High School en 1884, colocando el fútbol como eje central de su currículo. Su influencia fue tan profunda que el club del colegio, Alumni, se convirtió en la fuerza dominante del fútbol argentino, ganando 10 títulos de liga entre 1900 y 1911. Los jugadores de Alumni, muchos de familias británico-argentinas como los Browns, representaron la última gran dinastía futbolística anglo-argentina.

El críquet, aunque aún venerado en algunos círculos, fue perdiendo protagonismo poco a poco. Si bien clubes como el Lomas Athletic Club comenzaron con el críquet y dominaron las primeras ligas de fútbol, ​​el auge de clubes locales no británicos como River Plate, Boca Juniors y Racing Club reflejó un cambio cultural. El fútbol se estaba convirtiendo en un deporte popular, en particular para los hijos de los inmigrantes que inundaron Buenos Aires a principios del siglo XX.
Para 1893, Watson Hutton había reorganizado la liga de fútbol, ​​creando lo que se convertiría en la Asociación Argentina de Fútbol, ​​la más antigua de Sudamérica. Mientras tanto, la proyección internacional comenzó con partidos contra Uruguay y clubes británicos visitantes, como el Southampton y el Nottingham Forest. Si bien los primeros partidos mostraron una falta de calidad, la primera victoria de Argentina sobre un equipo visitante, contra Sudáfrica en 1906, fue un hito simbólico.

Hoy en día, el fútbol en Argentina es un pilar cultural, pero su trayectoria desde los campos de críquet hasta la gloria mundial es un testimonio de la profunda interrelación entre deporte, identidad y migración. Detrás de cada cántico de “¡Vamos, vamos, Argentina!” se esconde una historia arraigada no solo en la pasión, sino también en potreros que antaño gobernaban los tocones de críquet.