La presión aumenta tras el colapso del Atlético
La derrota por 5-2 ante el Atlético el mes pasado no solo dolió por el marcador, sino que hirió profundamente la identidad de Los Blancos. Para un club construido sobre estándares de excelencia, la actuación expuso grietas en la concentración, la lucha y el liderazgo. Según el Athletic , el ambiente en el vestuario después del partido fue tenso. Se dice que las figuras principales confrontaron a los jugadores más jóvenes por la preparación y el profesionalismo, mientras que Alonso mantuvo una reunión a puerta cerrada con su cuerpo técnico para evaluar qué salió mal, no solo en el campo, sino entre bastidores. La jerarquía del Madrid también comenzó a percibir que el problema no era puramente táctico. Era sistémico.
La respuesta del Madrid desde entonces ha sido firme, pero poco convincente. Unas cuantas victorias en La Liga y la Champions League han apaciguado el debate, pero las verdaderas pruebas apenas comienzan. Con el Barcelona y el Liverpool en la mira, la fragilidad mental del equipo podría resurgir bajo presión. Y para Alonso, aún en los primeros meses de su reinado, esta racha podría definir su autoridad o revelar cuánto le queda por reconstruir.
El vacío de liderazgo y la era del ego
El dominio del Madrid durante la última década se mantuvo gracias a la continuidad de figuras como Luka Modric, Toni Kroos, Dani Carvajal y Nacho Fernández, que marcaron la pauta tanto en los entrenamientos como en el campo. Hoy, solo Carvajal permanece, ostentando el brazalete y el peso del liderazgo prácticamente en solitario. Las salidas de Modric, Kroos, Lucas Vázquez y Nacho han dejado un vacío que nadie ha llenado realmente.
El exentrenador Carlo Ancelotti a menudo advertía sobre este momento. Valoraba a los veteranos por su influencia más que por sus minutos, llamándolos «guardianes del ambiente». Ahora, el Madrid de Alonso se siente más joven, más animado, pero más frágil. Federico Valverde lidera con discreción con el ejemplo; Aurelien Tchouameni muestra disciplina, pero aún está aprendiendo; Kylian Mbappé es eléctrico en los partidos, pero distante en el día a día; y Jude Bellingham, aún en sus inicios en el Madrid, está siendo impulsado hacia el liderazgo, quizás mucho más rápido de lo que esperaba.
Alegando algunos problemas, Vinicius Junior, otrora símbolo de la nueva energía del Madrid, estaría ahora en desacuerdo con el club por una disputa de renovación de contrato . Según informes, ha rechazado múltiples propuestas, insistiendo en que merece ser el jugador mejor pagado por encima de Mbappé, Bellingham y veteranos veteranos. Fuentes internas sugieren que el problema ya no es económico, sino simbólico, ya que Vinicius cree que sus contribuciones y estatus le garantizan estar en la cima.
La guerra cultural de Alonso en Valdebebas
El exentrenador del Bayer Leverkusen no solo llegó para ganar partidos, sino para cambiar algunos «malos hábitos», añade el informe. En Valdebebas, ha exigido puntualidad, ha aumentado la intensidad de los entrenamientos y ha eliminado cualquier jerarquía entre «estrellas» y «recién llegados». «Es un entrenador que entrena con los jugadores, no uno que solo observa», comentó un miembro del equipo. Su mensaje es claro y conciso: el talento por sí solo ya no basta.
Pero la reforma cultural es un proceso lento en un club adicto a los resultados inmediatos. Algunos en el Madrid describen el reto de Alonso como «convertir un equipo de lujo en uno disciplinado». Su enfoque práctico y sin concesiones rompe con el estilo de gestión tranquilo de Ancelotti. Aun así, viejos hábitos como la impuntualidad, el ego, la complacencia, etc., persisten en el equipo. La lucha de Alonso es tanto psicológica como táctica: reconstruir una mentalidad colectiva antes de que las grandes noches pongan a prueba su determinación de nuevo.
Además de Madrid, la visión de Alonso va más allá del primer equipo. En las últimas semanas, ha coincidido con la idea de Jürgen Klopp de crear una liga sub-21 en Alemania y ha sugerido que España necesita algo similar. «Hay toda una generación de jugadores que se quedan en el olvido entre el fútbol juvenil y la categoría absoluta», declaró Alonso. «Necesitamos una competición estructurada que enseñe responsabilidad desde pequeños». Jugadores como Nico Paz, Arda Güler y Álvaro Rodríguez tienen un potencial inmenso, pero poco margen competitivo para llegar a la élite. Alonso cree que la reforma institucional es esencial para desarrollar la madurez y reducir los «años perdidos» que muchos jóvenes afrontan antes de estabilizarse profesionalmente.
¿Podrá Alonso construir un grupo de élite en el Madrid?
Una ajustada victoria sobre la Juventus supuso un breve alivio, pero ahora empieza el verdadero reto. Se acerca el Clásico, seguido de un viaje a Anfield para enfrentarse al Liverpool. Estos partidos revelarán si la «nueva cultura» del Madrid tiene sustancia o eslóganes. Otro tropiezo, como el del Atlético, podría reavivar las dudas sobre el liderazgo y la unidad en el vestuario.
La transformación de Los Blancos siempre ha pasado por crisis. Para Alonso, este es ese momento. Su proyecto no se trata solo de táctica o fichajes; se trata de identidad. ¿Podrá construir un equipo que luche unido, lidere unido y juegue con la disciplina de las grandes generaciones del Madrid? Las próximas semanas dirán si el español está forjando una cultura lo suficientemente sólida como para llevar al club más exigente de Europa a una nueva era.