Un esperado partido de vuelta de los octavos de final de la Copa Sudamericana entre Independiente de Argentina y Universidad de Chile se convirtió en caos el 20 de agosto de 2025, lo que resultó en lesiones graves, arrestos masivos y el abandono del juego en el estadio Libertadores de América de Independiente en Avellaneda.
Los problemas comenzaron en el entretiempo cuando los aficionados visitantes de la Universidad de Chile, ubicados en la tribuna sur superior, lanzaron proyectiles —incluyendo piedras, palos de escoba, botellas e incluso asientos del estadio— contra los aficionados locales, lo que desencadenó una violenta confrontación. A pesar de las advertencias y la intervención policial, la situación se agravó tras el inicio del segundo tiempo, culminando en enfrentamientos hostiles que convirtieron las tribunas en zonas de conflicto.
90 arrestados y 300 detenidos tras violento partido de la Copa Sudamericana en Argentina. Se revela impactante causa.
Varios aficionados chilenos fueron golpeados, despojados de sus ropas y heridos por la afición local, y algunos intentaron escapar saltando desde las gradas. Se produjeron incendios en partes del estadio y se lanzaron granadas aturdidoras en medio del caos. También ha circulado un video que muestra a algunos aficionados argentinos golpeando a un simple adolescente con palos.
90 arrestos, 300 detenidos
La presencia de seguridad fue considerable: 650 policías y más de 150 agentes privados, pero no logró contener la violencia eficazmente, especialmente en zonas controladas por facciones locales de la “barra brava”, conocidas por su vandalismo. El árbitro suspendió el partido en el minuto 48 con el marcador 1-1, y finalmente fue suspendido. Tras el incidente, unas 90 personas fueron arrestadas, y más de 300 aficionados chilenos fueron detenidos en relación con los estallidos de violencia.
¿Cuál fue el motivo de la pelea?
Las causas fundamentales de este incidente reflejan problemas sociales y culturales de larga data, vinculados al fútbol en la región. El directivo de la Universidad de Chile, Daniel Schapira, criticó la organización y las medidas de seguridad, señalando la problemática ubicación de los grupos de aficionados entre sí y la falta de separación entre los aficionados visitantes y la peligrosa barra local.
Afirmó: “Esto es mucho más que fútbol. Es un tema social y cultural. Siempre nos pasa algo”, subrayando el carácter cíclico de la violencia que ha plagado los partidos en los que ha participado su equipo.
El comportamiento violento de los aficionados chilenos visitantes, que dañaron la propiedad del estadio e ignoraron las advertencias previas de la CONMEBOL sobre la conducta de los aficionados, agravó la tensión. Simultáneamente, las facciones agresivas locales aprovecharon el caos para perseguir a los aficionados visitantes en las gradas, infligiéndoles graves agresiones físicas. Esto muestra un patrón alarmante de vandalismo desenfrenado por parte de ambos bandos, exacerbado por la insuficiencia de las medidas de seguridad.