El sueño de Nigeria de clasificarse para el Mundial de 2026 quedó prácticamente desvanecido tras no poder vencer a Sudáfrica en Bloemfontein.
Las Súper Águilas llegaban al partido seis puntos por detrás de sus anfitriones, un déficit que podrían haber reducido a la mitad con una victoria, pero un gol en propia puerta de William Troost-Ekong y un remate de cabeza de Calvin Bassey hicieron que el partido terminara empatado.
El equipo de Eric Chelle debe ganar sus dos partidos de clasificación restantes y que Sudáfrica pierda los dos suyos para asegurar su clasificación al Mundial. También necesita mejorar la diferencia de goles de los Bafana Bafana, que actualmente los separan por seis goles.
Se trataba, pues, de un partido que Nigeria debía ganar, pero su actuación no podría haber comenzado de forma más frustrante.
Después de perder a su delantero talismán Victor Osimhen por lesión antes del choque, Ola Aina sufrió un problema en el tendón de la corva cuando solo se habían jugado seis minutos.
El duro comienzo de Nigeria continuó cuando Bright Osayi-Samuel, el sustituto de Aina, perdió el balón en el área y le dio a Oswin Appollis la primera oportunidad de tiro de la noche, aunque Stanley Nwabali le negó el balón con una inteligente parada.
Mohau Nkota, del Al-Ettifaq, causó sensación en la banda derecha durante toda la noche y forzó el primer gol con un centro raso a los 25 minutos. Troost-Ekong, capitán de Nigeria esa noche, tropezó con sus propios pies y metió el balón en su propia portería antes de ser expulsado al descanso.
Los Bafana Bafana presionaron para ampliar la ventaja, martillando la línea defensiva nigeriana en un período convincente después del gol, pero no pudieron encontrar la manera de avanzar ya que el equipo de Chelle lentamente fue tomando ventaja de la ocasión.