Locura en Argentina

Tras sobrevivir a lo que él describe como negligencia en salud mental en su adolescencia, el editor de Locura en Argentina, Alan Robinson, comenzó a dudar de la capacidad del sistema psiquiátrico para ayudar significativamente a las personas en apuros. “Siempre me pregunto por qué las cosas son así, por qué el statu quo es como es”, dice.

Robinson se centraba menos en reformar problemas específicos del sistema, como el internamiento involuntario, y más en un problema general. En cuanto a la psiquiatría, Robinson explica: «Puedo decir que hay algo que debería cambiarse en todo el mundo»: el dominio que esta disciplina tiene sobre el significado mismo de la realidad.

“A muchas personas les resulta muy difícil imaginar que no vivimos en una única realidad”, dice Robinson. “Y es muy difícil, para la mayoría, pensar que una alucinación no es una verdad distorsionada… Una alucinación es una verdad en sí misma”.

Cuando se les dice a las personas que la realidad que experimentan es errónea o está distorsionada, pierden la oportunidad de expresarse y de que el mundo que las rodea reconozca sus experiencias. Lo que Robinson quería, entonces, era brindarles a las personas etiquetadas como enfermas mentales la vía de autoexpresión que rara vez se les concede.

Locura en Argentina no fue el primer intento de Robinson por lograr esto. Desde destacar personajes “locos” en sus novelas hasta dirigir una editorial para autores neurodivergentes y publicar sus propios ensayos sobre estudios de la locura, todos sus esfuerzos profesionales suelen surgir de “esta perspectiva de que las visiones y las voces no deben evitarse. Hay que aceptarlas, tomarlas con responsabilidad y cuidado”.

Fue la historia de publicaciones argentinas basadas en derechos humanos, surgida en respuesta a la serie de dictaduras del siglo XX, lo que inspiró a Robinson a fundar Locura en Argentina en 2024. “En el siglo XXI, no tenemos dictaduras, pero tenemos sistemas opresivos que transforman la vida de las personas”, afirma. Así como las anteriores publicaciones de derechos humanos dieron voz a las personas silenciadas por el gobierno, Robinson esperaba que Locura en Argentina pudiera visibilizar las experiencias de quienes se les decía que sus percepciones básicas del mundo eran erróneas. (El nombre del sitio en español significa “Locura en Argentina”. Esto se debe a que la palabra en español para “loco” tiene género —puede ser “loco” o “loca” según a quién se aplique— mientras que “locura” puede aplicarse a cualquiera).

“Revistas como Locura en Argentina permiten que minorías que históricamente no han tenido acceso a la expresión tengan una revista web donde puedan expresarse”, explica. “No para luchar, solo para expresarse”.