Tras su breve paso por el Bayer Leverkusen, Erik ten Hag ha sido apodado Erik Ten Weeks por algunos críticos.
Diez semanas es una exageración; su reinado, de hecho, duró un día menos que nueve semanas, totalizando 62 días. Solo jugó dos partidos de la Bundesliga.
Fue despedido después de que el Leverkusen desperdiciara una ventaja de 3-1 contra el Werder Bremen, que se quedó con 10 hombres, el sábado, para empatar 3-3.
Ese decepcionante resultado llegó una semana después de que el Leverkusen perdiera en casa ante el Hoffenheim en su primer partido de la temporada. El Ten Hag solo ganó un partido oficial: una eliminatoria de la Copa de Alemania contra un equipo de cuarta división.
El experimentado holandés fue designado a finales de mayo para reemplazar al entrenador ganador del título Xabi Alonso, quien se fue al Real Madrid, pero no comenzó a trabajar hasta el 1 de julio.
Al principio, el Leverkusen parecía estar convencido de que podía liderar una reconstrucción parcial, ya que el Werkself estaba perdiendo a varios jugadores clave, incluidos Florian Wirtz y Jonathan Tah.
Pero aunque los primeros resultados de esta temporada fueron decepcionantes, no fueron la única razón -ni siquiera la principal- para el despido de Ten Hag.
Casi desde el principio, Ten Hag causó irritación con sus decisiones y comportamiento.
Por ejemplo, reprogramó un amistoso contra la selección sub-20 del Flamengo durante la concentración del Leverkusen en Brasil. El partido se jugó cuatro días antes de lo previsto inicialmente y el Leverkusen perdió 5-1 en una gran sorpresa.
Casi al mismo tiempo, Ten Hag tomó una postura contra la salida de Granit Xhaka, diciendo que el líder del mediocampo debería quedarse y que Leverkusen ya había perdido suficientes jugadores clave.
Sin embargo, el Leverkusen había hecho saber que Xhaka podría marcharse si llegaba la oferta adecuada. Se fue al Sunderland.
Además, Ten Hag criticó a sus jugadores por no estar lo suficientemente en forma, a pesar de que él y su personal habían supervisado la pretemporada.
Y se le ha acusado de carecer del carisma necesario para liderar cualquier equipo ambicioso de primera división, pero especialmente un grupo de jugadores recién formado. Parecía tener dificultades para convencer a los jugadores de sus ideas. Fuentes cercanas al club sugieren que sus charlas previas al partido fueron mediocres.
Antes del primer partido de la temporada contra el Hoffenheim, se dijo que Ten Hag ni siquiera dio una charla previa al partido.
Por el contrario, el español Alonso hizo todo lo posible por mejorar su alemán y sus habilidades de liderazgo como entrenador durante su estancia en Leverkusen.