Crisis en las Fuerzas Armadas argentinas: bajos salarios provocan éxodo

a crisis económica argentina no da señales de desaceleración y los salarios en gran parte de la economía nacional se mantienen por debajo de cualquier estándar de consumo aceptable. Esto ha desencadenado una crisis de grandes proporciones en las Fuerzas Armadas, y más agudamente en la Armada, donde la vocación por sí sola ya no puede sostener a quienes perciben salarios prácticamente exiguos.

El gobierno de La Libertad Avanza, que en su plataforma de campaña prometió devolver la dignidad a los militares tras años de ideología kirchnerista que constantemente trató a las fuerzas uniformadas con desdén, ahora enfrenta enormes problemas presupuestarios. La política de austeridad drástica del presidente Javier Milei, sumada a la inercia de un equipo del Ministerio de Defensa liderado por Luis Petri —incapaz siquiera de sanear la aseguradora de salud militar, IOSFA—, ha profundizado la crisis. El Hospital Naval enfrenta el despido de más de 500 trabajadores, según el sindicato de trabajadores estatales ATE. La peor noticia de todas es la constante pérdida de oficiales con formación profesional que no pueden llegar a fin de mes.

En ese contexto, el ministro de Defensa, Luis Petri, convocó a una reunión con la cúpula de la Armada para evaluar la situación ante la ola de renuncias.

Hasta julio, 234 oficiales y suboficiales de la Armada habían solicitado la baja. Estas cifras no tienen precedentes en los últimos años y se duplicarán para finales de 2025.

Varios factores clave sustentan lo que se está convirtiendo en una crisis estructural, impulsada por la persistencia de unas condiciones económicas difíciles. El éxodo no se debe a una pérdida de vocación o compromiso, sino a los salarios ínfimos y la falta de perspectivas profesionales. La ausencia de una trayectoria profesional ascendente, que afecta especialmente a los mandos medios, también está expulsando a los oficiales.

Los salarios se mantienen cerca de la línea de pobreza, a pesar de los aumentos salariales en octubre de 2024, marzo de 2025 y agosto de 2025. La disponibilidad constante requerida y las exigencias de la vida militar están impulsando al personal capacitado hacia el sector privado.

Según la Resolución 63/25 publicada en el Boletín Oficial, que fija los salarios hasta fin de año, hay escalas salariales impactantes, con algunos grados que apenas superan los 500.000 pesos.

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Las siguientes cifras mensuales revelan dónde empiezan las brechas, especialmente en el nivel de teniente comandante, un puesto que conlleva grandes responsabilidades pero que se recompensa con poco más de un millón de pesos.

– Teniente General, Almirante, General de Brigada del Aire: 2.716.506 pesos
– General de División, Vicealmirante, Mayor Brigadier del Aire: 2.422.525 pesos
– General de Brigada, Contralmirante, Brigadier: 2.207.161 pesos
– Coronel, Capitán de Marina, Comodoro: 1.933.279 pesos
– Teniente Coronel, Capitán de Fragata, Vicecomodoro: 1.680.891 pesos
– Mayor, Capitán de Corbeta: 1.324.263 pesos
– Capitán, Capitán de Corbeta: 1.096.752 pesos
– Primer Teniente, Teniente de Fragata, Primer Alférez: 975.496 pesos
– Teniente, Teniente de Corbeta: 879.442 pesos
– Segundo Teniente, Guardiamarina, Alférez: 796.487 pesos
– Suboficial Mayor: 1,358,251 pesos
– Suboficial Principal: 1,204,122 pesos
– Sargento Ayudante, Suboficial Primero, Suboficial Ayudante: 1,067,470 pesos
– Sargento Primero, Suboficial Segundo, Suboficial Auxiliar: 938,959 pesos
– Sargento, Cabo Primero: 842,972 pesos
– Cabo Primero: 756,518 pesos
– Cabo, Cabo Segundo: 700,201 pesos
– Voluntario de 1ra Clase, Marinero de 1ra Clase: 637,789 pesos
– Voluntario de 2da Clase, Marinero de 2da Clase: 590,214 pesos

La magnitud de la crisis queda clara al observar que un marinero de segunda clase gana menos de 600.000 pesos al mes, una cantidad que un conductor de Uber puede ganar en una semana.

Crisis de bajos salarios en las tres fuerzas

Aunque la reunión de Petri con los almirantes ha centrado la atención en la Armada, la situación se refleja en la Fuerza Aérea y el Ejército.

A finales de junio, más de 2200 militares de las tres ramas habían solicitado la baja. Además de los 234 marineros, 257 oficiales del Ejército y 193 pilotos de la Fuerza Aérea renunciaron.

La crisis se extiende por todo el país. En la provincia de Córdoba, muchos oficiales se han trasladado a la fuerza provincial antinarcóticos, bajo el mando del gobernador Martín Llaryora.

Las consecuencias son graves: una pérdida irreparable de recursos humanos formados en unidades de élite y áreas de investigación críticas y un debilitamiento de la calidad y la disponibilidad de capacidades clave de defensa nacional.

Sólo una mayor financiación, recursos materiales y el tiempo necesario para formar nuevas cohortes podrán abordar esta problemática ante un clima geopolítico global cada vez más complejo.