Chilenos detenidos fueron liberados dos días después de una pelea en un partido de fútbol en Argentina.

La pelea provocó el final anticipado del partido entre Independiente y el visitante Universidad de Chile en Buenos Aires el miércoles.

Los aficionados que fueron despojados de sus documentos durante la violencia recibieron documentos de viaje temporales que les permiten regresar a casa, dijeron fuentes diplomáticas chilenas.

“Me golpearon con palos y hierros en la tribuna, me robaron todo”, dijo a la AFP Ignacio Castro, un psicólogo chileno de 38 años con hematomas en el rostro, afuera del consulado chileno en Buenos Aires.

“Cuando bajé a buscar ayuda de la policía, me llevaron al hospital, me cosieron y luego me arrestaron”, dijo.

Un funcionario del equipo argentino informó a la AFP que 125 personas fueron detenidas tras el partido de vuelta, que se suspendió a los 48 minutos. De los 19 heridos, dos permanecen en estado grave.

“Nada justificó la barbarie ni el linchamiento ocurrido”, dijo el ministro del Interior chileno, Álvaro Elizalde, a la prensa a las afueras del hospital donde dos chilenos fueron operados, uno por un traumatismo craneoencefálico y el otro por una fractura cervical.

Uno saltó desde las gradas luego de ser acorralado por fanáticos argentinos y el hecho de que un techo debajo amortiguara su caída le salvó la vida, dijo un funcionario chileno.

’20 casos judiciales’
Una granada aturdidora estuvo entre los objetos lanzados por los fanáticos cuando el encuentro de vuelta de los octavos de final de la competencia regional en el estadio Libertadores de América fue suspendido inicialmente poco después del medio tiempo y luego abandonado.

Independiente ha ganado siete títulos de Copa Libertadores y dos veces la Copa Sudamericana.

El estadio del club ha sido cerrado mientras se lleva a cabo una investigación ordenada por el tribunal.

Casquillos de bala, piedras, asientos arrancados, pedazos de hierro y paredes secas arrancadas cubrían la parte del estadio donde estalló el enfrentamiento.

“El fiscal solicitó el cierre porque hay manchas de sangre en las gradas y aún están pendientes las investigaciones forenses”, dijo Javier Alonso, ministro de Seguridad de Buenos Aires, a Radio10 local.